viernes, 12 de noviembre de 2010

Introducción


La Plaza de Mayo , sitio fundacional de la Ciudad de Buenos Aires, nació de la unión de las plazas de la Victoria y del Fuerte al demoler, en 1884, una construcción llamada Recova Vieja que las separaba.
Originalmente la manzana había sido ocupada por los jesuitas hasta 1661, pero todas sus construcciones fueron demolidas. A partir de 1803 una recova situada a la altura de a actual calle Defensa, destinada a Mercado, dividió en dos los sectores conocidos como Plaza Mayor (luego Plaza de a Victoria) y Plaza del Fuerte. La Plaza de Mayo recibió muchos cambios, pero el más importante fue en 1900, cuando la plaza fue parquizada, por Carlos Thays.

El 25 de mayo de 1941, la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos hizo colocar una placa de bronce sobre el borde del cantero donde se encuentra la Pirámide de Mayo con una leyenda que sintetiza su historia: 
``En esta Plaza Histórica el fundador Juan de Garay plantó el símbolo de la justicia el 11 de junio de 1580. La Plaza Mayor fue desde entonces el centro de la vida ciudadana donde el pueblo celebró sus actos más solemnes como sus fiestas y expansiones colectivas. La Reconquista y la Defensa de la ciudad culminaron en la Plaza Mayor que se denominó Plaza de la Victoria. En 1810 fue el glorioso escenario de la Revolución de Mayo y en 1811 levantose en ella la Pirámide conmemorativa de la fecha patria: hechos trascendentales de la Historia Argentina se sucedieron en la Plaza de la Victoria. Aquí el pueblo de Buenos Aires juró la Independencia de la patria el 13 de septiembre de 1816 y la Constitución Nacional el 21 de octubre de 1860. El edificio de la Recova Vieja, demolida en 1884 fue un rasgo característico en los tiempos de la Independencia y de la Organización Nacional.´´

Revolucion de Mayo: 1810


Durante la etapa virreinal, España mantuvo un férreo monopolio con sus colonias americanas, impidiendo el libre comercio con Inglaterra, beneficiaria de una extensa producción manufacturera en plena revolución industrial. La condena a la intermediación perpetua por parte de España encarecía los intercambios comerciales y sofocaba el crecimiento de las colonias. La escasez de autoridades españolas y la necesidad de reemplazar al régimen monopólico, sumado a las convulsiones que se vivían Europa tras la invasión napoleónica, llevaron a un grupo destacado de la población criolla a impulsar un movimiento revolucionario.
Para febrero de 1810 casi toda España se encontraba en manos de los franceses. Un Consejo de Regencia gobernaba la península en nombre de Fernando VII, prisionero de Napoleón. El 13 de mayo de 1810 llegaron a Buenos Aires las noticias de la caída de la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español.
La autoridad que había designado al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros había, por tanto, caducado y la propia autoridad del virrey se encontraba cuestionada. Pronto Cisneros debió ceder a las presiones de las milicias criollas y de un grupo de jóvenes revolucionarios y convocó a un Cabildo Abierto para el 22 de mayo de 1810. El Cabildo, dominado por españoles, burló la voluntad popular y estableció una junta de gobierno presidida por el propio Cisneros. Esto provocó la reacción de las milicias y el pueblo. Cornelio Saavedra y Juan José Castelli obtuvieron la renuncia del ex virrey.
El 25 de mayo, reunido en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires finalmente impuso su voluntad al Cabildo creando la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata integrada por: Cornelio Saavedra, presidente; Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan José Paso y Mariano Moreno, secretarios. Quedó así formado el primer gobierno patrio.

La Dictadura Militar: 1976


Todo terminó a la una de la madrugada del 24 de marzo de 1976 cuando el general José Rogelio Villarreal le dijo a Isabel Martínez de Perón: “Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada”. O todo comenzaba. Es cierto: el país no estaba bien. Había inflación, crisis sindical, violencia y una sensación de ingobernabilidad absolutamente real. Pero lo que se iniciaba esa fatídica madrugada sería peor. Asumía el control del país una Junta de Comandantes en Jefe integrada por el teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier Orlando Agosti. “Control del país” significó, entre otras cosas, disolución de los partidos políticos y del Congreso, anulación de la libertad de prensa y expresión, reemplazo de la Corte Suprema de Justicia, supresión de toda actividad política y sindical, entrega económica. Y, fundamentalmente, muerte. Una pena de muerte disfrazada para “quienes causaren daño a medios de transporte, de comunicaciones, usinas, instalaciones de gas o agua y otros servicios públicos; para los que contaminaren el agua, los alimentos y las medicinas; para los que causaren daños con explosiones o incendios; para los que sean sorprendidos infraganti y no acaten las intimaciones, o se enfrenten con las fuerzas de seguridad", pero en realidad significaba para todo el país que no acatara las órdenes, por más irracionales que fueran.
Comenzaba el mayor genocidio de la historia nacional. El terrorismo de Estado ocupaba los sillones. El plan de exterminio estaba en marcha. La Argentina, los argentinos, nunca más serían los mismos. 
El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 estableció un régimen terrorista que tuvo como eje la desaparición forzada de los opositores y la imposición de un sentimiento generalizado de miedo destinado a paralizar cualquier reclamo; el sólo hecho de preguntar por el paradero de un familiar detenido-desaparecido era riesgoso y podía resultar a su vez en la detención-desaparición propia. En ese momento la situación de indefensión e impotencia de los familiares de las personas desaparecidas era extrema, ya que ninguna democracia del mundo, ni la Iglesia Católica, de gran influencia en el país, o las organizaciones internacionales humanitarias, estaba dispuesta a condenar al régimen militar y, por el contrario, en algunos casos cooperaban con la represión ilegal. Tampoco era posible recurrir al sistema judicial, ya que los jueces argentinos rechazaban sistemáticamente los recursos de hábeas corpus.
En esas condiciones un grupo de madres, padres y familiares de desaparecidos iniciaron un movimiento de resistencia no violenta. La propuesta surgió de Azucena Villaflor, luego desaparecida y asesinada:

``Tenemos que ir directamente a la Plaza de Mayo y quedarnos allí hasta que nos den una respuesta.´´

El 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo. Inicialmente se reconocían entre sí llevando un pequeño clavo; luego las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco. El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de Plaza de Mayo y por su sola presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional sobre el destino de las personas que desaparecían en la Argentina.

Lo que representa la Plaza de Mayo


Como expusimos en el presente trabajo, la Plaza de Mayo y su monumento central, la Pirámide de Mayo, no conservan un único significado, ese significado inicial que fue el motor que llevó a la construcción del lugar.
Ese espacio y los elementos que lo componen han servido como escenario de marchas, celebraciones, protestas y festejos a lo largo de la historia de la Argentina, pero el más significante de los últimos tiempos ha sido el ritual proveniente de las madres y abuelas de desaparecidos quienes desde la época de la dictadura, han luchado por la búsqueda de sus familiares desaparecidos. Eligieron ese lugar, al que iban todos los días, sin importar el estado del tiempo, a caminar en silencio y pausadamente alrededor del la pirámide.
Si bien la plaza representa historias de contextos diferentes, y de distintas épocas, creemos que tienen un significado en común: representa la lucha y la unión. La revolución fue a causa de la unión entre la sociedad que pujaba por un mismo objetivo en común, con la esperanza de independizarse, de ser autónomos. Por otro lado, estas mujeres se han acercado las unas a las otras y permanecieron juntas en vigilia desde ese entonces, inmersas en esa búsqueda compartida y tan anhelada.
La Plaza de Mayo es más que una plaza, es más que un bello espacio verde rodeado de importantes edificios. La Plaza de Mayo representa la fuerza de la unión y la fraternidad.